jueves, 6 de octubre de 2011

1. 2 - Despertar



El tiempo. Pasa…

Tic-Tac…Tic-Tac…

Mi tiempo, el que me quitan, el que no tengo. 



El tiempo. Vuela…

Tic-Tac…Tic-Tac…

Mi tiempo. Pautado. Medido. Contado hasta la décima.



El despertador.

Tu-Tu… Tu-Tu… Tu-Tu…Tu-Tu-Tu-Tu… 

El tiempo. Siempre me alcanza. Siempre.



Tiempo de levantarse. De modo que eso hice; me levanté. Gruñendo, bufando…como cada día. El tiempo es una serie infinita y periódica de frecuencia 1 partido por veinticuatro horas. Sé que no lo es para todo el mundo, pero sí para mí y eso es lo que de verdad cuenta.

Me golpeo con el armario al tratar de ponerme las zapatillas de andar por casa. Camino apoyándome en él hasta la puerta del dormitorio.



“Ernesto, vuelve a la cama, que hoy es sábado, atontao. Te has vuelto a olvidar de desconectar el cacharro este.” –la voz de ultratumba tenía razón. Vuelvo suspirando de alivio a mi lado de la cama.



-Duérmete un rato más, anda, que hoy nos toca ir a comer a casa de mis padres.



-Muy bien cariño –es lo único que alcancé a responder. Podría haber protestado. Decir que no me apetece, pero ya estaba de nuevo meciéndome en los brazos del sueño. 

Y además qué iba a objetar. Son sus padres, es normal que quiera verlos. Cuando te casas con alguien, de cierta forma, también te estas casando con su familia. 

¿Esta frase es mía o es de ella? 

Muchas veces me sorprendo de ciertas cosas que puedo llegar a pensar. En ciertas ocasiones, hasta me parecen ideas trasplantadas y no sé muy bien si yo mismo me las termino de creer o no.

En todo caso, creo que lo que me molesta no es visitarles en sí, aunque su madre sea una mujer bastante aburrida y su padre sea de un conservadurismo que me repele bastante, sino el hecho de no poder disponer de mi tiempo. Me agobia el no tener tiempo, el sentir como fluye sin remedio y se va.



Tiempo. El que me quitan no me duele tanto como el que pierdo. El que no soy capaz de aprovechar por culpa de mi apatía, de mi miedo a lo desconocido, al riesgo. 

Pero últimamente me voy a la cama casi con la alegría. Porque ya no es mi tiempo pautado para reponer fuerzas para la próxima jornada laboral, sino que es Mi Tiempo; con mayúsculas; para mi, para soñar…con ella.





Por: Caro y El Exiliado del Mitreo

No hay comentarios:

Publicar un comentario